16.11.10

PENSAMIENTOS SOBRE LA REVOLUCIÓN Y LA ROPA

Por fin y después de meses de publicidad, programas y productos se acerca la última de las fechas a conmemorar por el bicentenario y centenario: la revolución mexicana. Esa fecha que se encuentra en el limbo de la verdad, la ficción y la versión oficial, que nos suena lejana pero al mismo tiempo es mas allegada por los relatos de bisabuelos y abuelos que les toco vivir en la batalla campal que fue el México del siglo pasado.  
Como diseñadores de moda vemos los factores estéticos que desde ese entonces ya reinaban en lo vasto de nuestra tierra, por que la ropa siempre ha sido indicador del estatus social de un pueblo, así como Chanel cerro sus puertas durante la primera guerra mundial mientras que Dior le regreso la feminidad a las mujeres al terminar la segunda guerra mundial. En México las cosas no eran diferentes, la moda es un transmisor y receptor de los movimientos sociales, económicos y políticos y el 20 de noviembre no fue la excepción.




Por la ideología del Presidente Díaz el país vivía entre dos mundos, la alta sociedad seguía la moda que llegaba de Paris, las mujeres vestían con polisones y encajes mientras que los hombres portaban sombrero de copa, los afanes por llevar a México a un nivel alto por parte de Don Porfirio se veían reflejados en la forma de vestir de sus allegados y acentuaban su contra parte: el pueblo, que se seguía vistiendo con calzones de manta, no muy diferentes a los que portaban los indígenas durante la independencia, la evolución de esas prendas se había ligado a su situación económica que prácticamente no avanzaban a ningún lado, solo el sombrero era el cambio mas significativo en ellos, mientras que en las mujeres las enaguas largas solo habían mutado no por moda, por practicidad.

Las Adelitas

Doña Carmen, esposa de Díaz era representante de la aristocracia mexicana, con guantes y sombrilla que ya se vendian en Palacio de Hierro mientras que la Adelita era la mujer del pueblo, con sus carrilleras y trenzas.

Doña Carmen y el Presidente Porfirio Díaz en un evento publico

Doña Carmen y Don Porfirio

Hoy a 100 años de distancia la realidad no es muy diferente, tal ves los matices se multiplicado pero en este país sigue existiendo una sociedad que vive de la moda francesa, que compra en Masaryk. Y el resto de los mexicanos que su bolsillo solo alcanza para comprar en Coppel, C&A  y Zara, pero no por eso el panorama es desolador, hay que apelar a la nueva generación de diseñadores que oferten moda capaz de competir contra el gigante textil que es Zara, hay que revolucionar el ámbito de la moda en México y hacerlo acorde a nuestra realidad globalizada.
Una revolución no es sinónimo de armas, hay que revolucionar la mente, las artes y la moda con las herramientas del pensamiento libre y la belleza.
Héctor Serna.

3 comentarios:

  1. Me gusta la inspiración de este post y la reflexión final: no puedo estar más de acuerdo con que la nueva revolución es de pensamiento. Esa es la manera más poderosa de cambiar.

    Saludos!

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  2. siii!
    muy buen ensayo!
    hay q hacer un cambio en la industria nacional!

    abrazos
    Ed

    gracias por pasar ;)

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  3. Increíble artículo. Muy buen análisis. Y todo eso de la necesidad de crear una revolución me parece una gran idea. Y ojalá pronto pudiera dejar de ser una idea para convertirse en una verdadera revolución.

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